Jugaban en el parque cercano al cementerio, y como niños que
eran, dieron una vuelta por el interior. Justo a la entrada, casi invisible,
vieron una lápida sin nombre, tirada en el suelo, desconchada, ajada. Uno de
ellos, el más valiente, le dio la vuelta para ver de quién había sido,
seguramente de alguien que murió hacía muchos años, dado el estado de ella.
Cayó desmayado, muerto al ver el nombre que ponía: era el suyo. (Texto: Claudio D.CH.)
A GRAVE WITH NO NAME - AURORA (WHIRLPOOL, 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario